Internet de las Cosas, que frase tan sencilla pero a la vez tan compleja. Este término vino para quedarse y así lo estamos comprobando en nuestro día a día, aunque aún hay personas sin saber realmente qué es y para qué funciona. Es por ello por lo que con este artículo queremos eliminar toda clase de confusiones y dudas.
¿Qué es el Internet de las Cosas?
La idea proviene de 1999 por parte del investigador británico Kevin Ashton en la presentación de su proyector Proter & Gamble. Necesitaba un nombre y de él dependería el avance de su proyecto basado en la identificación por radiofrecuencia y otros sensores en productos de una cadena de suministros. El resultado serían datos acerca de dónde están los productos, si habían sido colocados en el estante, vendidos, etc,.
Por tanto hizo una fusión entre cadena de suministros, red de cosas, e Internet, red de bits, y el resultado fue una fusión de ambos, «Internet de las Cosas».
El Internet de las Cosas o abreviado IoT (Internet of Things) se basa en todo aquello de uso diario que actualmente se encuentra conectado a Internet a través de una red. Podemos englobar datos, personas, sensores, máquinas o dispositivos. En definitiva se centra en el traspaso de Internet desde nuestras pantallas hacia nuestro mundo más cotidiano hiperconectado entre sí a través de una red.
En esta red, los dispositivos se pueden identificar para ser reconocidos e interaccionar sin necesidad del ser humano. Es lo que se conoce como interacción M2M, machine to machine.
¿Cuál es su funcionamiento?
Cada vez su ámbito de actuación va siendo más amplio, pero para que esto sea posible se necesita un soporte para la infraestructura de telecomunicaciones y que los dispositivos se encuentren equipados con el hardware necesario para conectarse a Internet.
Por ello, se ha estado trabajando en las nuevas redes 5G basadas en el soporte de una gran cantidad de datos, alta velocidad, poco consumo energético y baja latencia.
La tecnología que permite recoger datos y mandarlos a la red para su posterior análisis juega un papel fundamental, por tanto, es muy importante el protocolo de comunicación que se utilice en cada uno de los dispositivos. No todos utilizan los mismos por su antigüedad e incluso algunos fabricantes tienen los suyos propios y es cierto que no siempre son compatibles con los de otros.
Debido a ello, se ha estado buscando un protocolo estándar que solucione este problema y facilite la comunicación entre dispositivos.
En resumen, podemos decir que su funcionamiento se basa en cinco principales componentes:
- Hardware y software que permita la conexión de cada cosa con Internet. Dentro nos encontramos con los sensores, encargados de recabar y enviar información y los actuadores, que se basan en disparar las acciones correspodientes.
- Protocolo de comunicación cuya función se centra en que las cosas puedan enviar y recibir información de Internet.
- Soporte para la infraestructura.
- Capa de Aplicación, responsable de proporcionar servicios al usuario final y entre dispositivos.
- Las cosas entre sí.
¿Y todo esto para qué? A través de la información recabada por sensores, se pueden tomar decisiones que desencadenan en actuaciones. Esto nos da lugar a automatizar muchos procesos así como llevar a cabo mantenimientos preventivos y correctivos.
Si quieres saber más acerca de lo que nos puede aportar el Internet de las Cosas, consulta nuestro artículo donde hablamos de las ventajas y desventajas del IoT. Lo que está claro es que es un importante pilar tanto de nuestro presente como de nuestro futuro. ¿Estás dispuesto a adaptarte? ¿Necesitas soluciones tecnológicas para tu sector?
0 comentarios